miércoles, 7 de diciembre de 2011

Yaco sacude a los ticos y los despierta con sus letras

Cuando Yaco salió de Cuba, ni dejó su vida ni dejó su amor. Los dos están a buen recaudo en este “Paradise” que lo acogió con su madre y le dijo “Welcome”, en lugar de “Bye, bye”. 

En 1995 Yatsel Domínguez llegó a esta tierra, como muchos “cubanos pobres” en busca de mejores oportunidades y antes de ser Yaco, voz emergente en el hip hop nacional, era solo un chavalillo que se ganaba la vida a como podía: obrero, bodeguero, vendedor, guachimán, asistente técnico, polaco, peón y actualmente, administrador en una tienda.

Descubrió su vocación para la música y halló en el hip hop el género para expresar sus inquietudes, con mucha ironía y algo de burla sobre aquellos temas que el costarricense suele pasar por alto, pero que son de incuestionable importancia.

Así pasó con su tema “Welcome to paradise”. Quienes lo ven y escuchan pueden pensar que es malinchista o de un extranjero malagradecido; todo lo contrario –asegura Yaco- “es como que te tiren una cubeta de agua fría en la cara, la canción te grita ¡Hey despiértate,mira lo que que está pasando! 


La pieza musical lo catapultó a los primeros lugares de las 40 Principales y le abrió las puertas de las emisoras radiofónicas, para convertirlo en un hit y de ahí a grabar un álbum y comenzar varias giras para el 2012.
Esta fama repentina no le hizo olvidar quién es.“Es algo que tomo con mucha serenidad, sin quitarle méritos a la importancia de sonar en emisoras, en lo personal me llena más cuando me doy cuenta que la gente en la calle se pasan mi música unos a otros.”
A Yaco lo buscamos para saber de sus planes, hurgar en su música y conocer más sobre el “poeta urbano” que siempre lo acompaña.
¿Qué lo trajo por estos rumbos?
Llegué a Costa Rica casi que de casualidad con mi madre en 1995. Veníamos de Cuba y en un principio pensábamos que nuestra estadía aquì sería como un puente para viajar a Estados Unidos. Al final solo mi madre se fue. Yo me quedé y conocí a mi mujer y tuvimos una hija, me adapté a las costumbres del país rápidamente y decidí quedarme haciendo mi vida en Tiquicia.                                                                                                 
¿Quién le puso Yaco?                                                                            
Yo quería ser bajista y andaba con uno viejo y un LP de Jaco Pastorius. La pinta mía en ese tiempo era como la de él en la portada del LP. Un día a un compa se le ocurrió empezar a decirme “Yaco”, en poco tiempo todo el mundo me decía así, seguramente les era más fácil llamarme por mi apodo, que por mi nombre “Yatsel”

¿Extraña a Cuba?



Creo que la nostalgia en sí no es algo que me afecte. Sí tengo un chorro de recuerdos lindísimos de mi infancia, como cuando iba a pescar con mi tío, el grupo musical que armé con mis amigos a los 13 años, las historias con los apagones, las Nochebuenas y los 31 de diciembre con todo el familión que era un montón  y ahora diseminados por todo el mundo.
¿Cómo reaccionó ante el éxito de sus canciones?
Soñaba con que mi música “pegara” y fuera reconocido por todos, pero después hacer música para mí se redujo a un simple hobby, que disfrutaba muchísimo.
Comenzar a sonar en los medios fue una sorpresa. Es algo que tomo con serenidad, sin quitarle méritos; en lo personal me llena más cuando me doy cuenta que la gente en la calle se pasa mi música de unos a otros.
¿Qué tal la pasó cuando grabó el  videoclip?
Fue un paseo por la playa, un tour por el mercado central y mucha gente involucrada colaborando noblemente.
¿Sirve el hip hop?
No me siento calificado para hablar del hip hop como movimiento, pero como género, sí te podría decir que si eres una persona que gusta de escribir más de la cuenta, el hip hop es la mejor alternativa, ya que en una sola una pieza de pocos minutos puedes expresar un sinfín de criterios, de manera clara que en otro género te llevaría medio álbum conseguir. El hip hop bien usado es un arte de grandes dimensiones.
¿Su música es contradictoria?
Solo que alguien no sepa interpretar lo que en algún momento pueda decir. Puede llegar a ser polémica o controversial porque hacerla con criterio siempre puede desencadenar este tipo de cosas, pero contradictoria como tal no, por lo menos no hasta el momento.
¿Hace planes para ser reconocido fuera de Costa Rica?
Si lo planeo, es capaz que no sale jaja… Aprendí que si uno se mantiene haciendo un trabajo honesto, sea en música u otro oficio, si lo haces con empeño y buena vibra las oportunidades tarde o temprano llegan por si solas.

¿Teme la reacción de los medios ante sus críticas?

Mi música no se alimenta de los medios así que creo que no hay nada que temer. No los critico como tales sino a ciertos elementos que existen en ellos, así que aquí tendrá que caber ese refrán tan tico que es “Al que le caiga el guante que se lo plante”.

¿Cómo lo tratan en la radio?

Excelente, le han dado mucha pelota a mi música en las emisoras del país. Me imagino que la consideran diferente, pero en fin, lo cierto es que la aceptación ha sido todo un éxito.

¿Cuáles son sus temas?

Depende de la percepción de cada quien,  puede  considerarse  de protesta, humor, burla.
Pero creo que en realidad mi música es según se interprete la palabra “temática”,  o tiene mucha o no tiene ninguna.

¿Qué le traerá el año nuevo?

 Mi primer álbum oficial para el próximo año, gira por varios sitios del país, vienen muchas sorpresas con el disco y a partir de este punto posiblemente vendrán nuevos proyectos muy interesantes.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Ana Istarú: la poetisa de las mujeres

Ana Istarú

Quien le diga Ana Soto Marín se quedará con la respuesta en el aire, porque desde hace muchos años solo atiende al nombre de Ana Istarú. 

Esta hija de tigres políticos no salió pintada, aunque su padre Enrique Soto y sobre todo su madre Matilde Marín, fueron destacados líderes del Partido Liberación Nacional en aquellos años locos de los 70.

Tal vez por eso Ana Istarú es tan apasionada e intensa, como poetisa, actriz, dramaturga y articulista de opinión. “Siento que soy una escritora que se ha ganado la vida actuando”, sentencia la escritora.

De una mano su padre la llevó a la poesía y, de la otra, su madre la encaminó al teatro cuando se podían apreciar pocas pero buenas obras en las carteleras nacionales. “Escribí poemas para papá, pero eran más como para seducirlo y que se quedara trastornado con su chiquita.”

Aquella niña que publicó su primer poemario a los 15 años es hoy –en su segunda adolescencia- una reconocida literata, cuyas obras se presentan en Europa y América.

El proceso de su descubrimiento y el viaje hacia su vocación lo cuenta Ana Istarú, con voz firme y suaves maneras.
                                                                                                                   
¿Por qué se interesó en la literatura, y en particular la poesía? 
A mi padre le gustaba la poesía y fue en mi casa donde tuve el mayor estímulo para la literatura. Él era como un poeta frustrado, solo publicó un libro en su vida, era ingeniero civil pero le hubiera gustado ser escritor. 

¿Cuál fue su apoyo?


Desde pequeña tuvimos una relación muy intensa de complicidad intelectual. El me puso a leer poetas clásicos, modernistas, contemporáneos como: Pablo Neruda, Federico García Lorca, Rubén Darío. A los ocho años me enseñó a versificar, a escribir con rima, a manejar la métrica de una forma bastante académica y, finalmente, me publicó mi primer libro a los 15 años.

¿Quién más influyó?
De segundo a sexto grado, en la Escuela Nueva Laboratorio, tuve una maestra que era una enferma de las letras, nos leía buena literatura tanto de poesía como de narrativa. Ella nos puso a escribir; publicó los mejores cuentos y poemas de todo el grado, que posteriormente se utilizaron en otras escuelas para dictado y estudio del castellano.

¿Cuándo empezó a escribir? 

Yo había empezada a escribir poemas para papá, pero eran más como para seducirlo y que se quedara trastornado con su chiquita.
Él me puso en contacto con profesores de literatura de la universidad y con gente que realmente sabía de literatura, teniendo yo 12 años.

¿Cómo publicó su primer poemario?
Como recuerdo de mis 15 años mamá dijo que imprimieran, en papel cebolla y letras doradas, uno de mis poemas. Le hizo el encargo a papá y en lugar de eso editó un libro llamado Palabra nueva que fue más caro que la fiesta. El lo repartió entre gente del medio cultural: Guido Saenz, Carmen Naranjo, Sergio Román, Sergio Ramírez, todos escritores de renombre.
El libro era malísimo, un pedazo de un poema y un pedazo de otro; son los que hacen pensar que quizás algún día podía salir una escritora de todo eso, pero tal vez fue ese arrebato de amor de mi papá lo que me brindó más seguridad en mí misma.

¿Qué la impulsó hacia el teatro?

La culpa sigue siendo de mis padres, les encantaba ir al teatro, íbamos con mis dos hermanos y veíamos cuanta obra hubiera en Costa Rica, que en los 70 no eran tantas pero sí muy buenas

¿Y eso por qué?
Había teatro de calidad por varias razones, la llegada de los suramericanos exiliados de la dictadura, que había profesionalizado la actividad, creado escuelas y aportado su talento como directores, actores y técnicos. 

¿En qué momento sintió que esa era su vocación?

La primera vez que yo vi una obra tenía 11 años, las Sillas de Eugene Ionesco, era una representación del teatro de lo absurdo, nada de lo que se dice es lógico, es como un sueño, por supuesto yo no entendí nada, pero era muy emocionante me hizo reír, me dieron ganas de llorar.
Ver a la gente grande haciendo cosas locas en el escenario me conmocionó y cuando al final les aplaudieron dije: yo quiero ser eso, ser actriz y después supe que hasta a veces les pagaban; eso marcó mi vocación.

¿A qué edad empezó?

Yo asistí a casi todas las obras teatrales que habían, hasta que empecé a trabajar como actriz a los 20 años.

¿Cuál es la diferencia entre el teatro de los 70 y el actual?

Era un teatro independiente que debía montar cuatro obras para poder sobrevivir. Esas duraban dos meses en cartelera, entonces apenas les daba para pagar los gastos, quedar tablas y que comieran los dueños de los locales.

Después, cuando el público empezó a llenar las salas hubo obras de éxito que duraron dos y tres años en cartelera y el teatro se volvió lucrativo; los dueños ya no quisieron montar piezas de calidad, sino que abarataron la escogencia de textos con tal de que fueran taquilleros.

¿Qué otro factor influyó?
Que los integrantes de los grupos sudamericanos, regresaron a sus países de origen cuando se reinstalan las democracias, eso empobreció el medio peroya había salas, y público.

¿Cuáles fueron las consecuencias?

Surgió un teatro comercial que explotó el morbo de la inmadurez sexual del costarricense. Eso relegó los trabajos con una pretensión artística, con una búsqueda estética, con propuestas interesantes ya sea de textos o escénicas.

Antes el Estado daba una subvención a los grupos; eso les aportaba un poco de aire financiero por lo que no se asfixiaban y podían montar obras de más altura, sin ese aporte se dedicaron a lucrar y hoy día el resultado es la cartelera lamentable que tenemos.

¿Cómo se veía al teatro en los años 70?
Tal vez por cobardía, no suelo mencionar, que este teatro de los 70 hasta mediados de los 80 se percibía como una herramienta transformadora de la realidad.
Es la época de la utopía, cuando en América Latina están los movimientos revolucionarios, hay una convicción de que se va cambiar la sociedad para mejor, cuando esa utopía tiene un encontronazo con la historia, se desbarata el movimient y de alguna forma pierde su norte. Eso afectó la calidad de lo que se producía, hubo un desencanto, una orfandad que perturbó el producto final artístico.

¿Eso justifica el auge de la comedia?
Sí, porque se volvió una comedia poco exigente para el espectador, que casi siempre reafirma sus prejuicios, mitos e ignorancia, que no lo moviliza, critica, o cuestiona.

La comedia convoca mucho más que el drama. Yo escribo comedia y considero que también sirve para cuestionar una sociedad, pero la mayoría del tiempo se la ve como una evasión de la realidad, pero no es el género el que peca, porque hay dramones que tampoco van ayudar a una persona a sensibilizarla, o a cambiar su visión del mundo, yo creo que mas bien obedece al afán de lucro de los dueños.

¿Qué papel jugó el grupo Sin Nombre en sus inicios como escritora?
Era la mascota. Tenía 15 años no sabía lo que estaba ocurriendo. Estaba aterrorizada, tenía todos los complejos y temores de una adolescente, la gente del grupo era de 20 años en adelante, yo apenas estaba empezando a escribir.

¿De qué le sirvió? 

Para conocer la obra de otros poetas; terminar de estructurar la mía, pero había rivalidades muy fuertes entre el grupo Sin Nombre y el grupo Uruga, que respondía a una postura política, por sutilezas ideológicas que hoy en día nos parecen estrafalarias.
Fue una experiencia enriquecedora pero que me orientó más a lo político que a lo literario, no había una marca a nivel estético que produjera el grupo Sin Nombre, que lo diferenciara del Grupo Uruga, la historia se rió un poco de nosotros con ese tipo de divisiones que se dieron.

¿Quiénes la inspiran como dramaturga?

Los teatreros cuya obra admire de jovencita, los grandes autores que leía que por su visión me encaminaron al teatro.

¿Alguna vez se imaginó en ese oficio? 

Nunca creí que iba a ser dramaturga. Fue una circunstancia fortuita por que la cartelera se empobreció, y quería hacer teatro de calidad. No me quedó más alternativa que empezar a escribir obras. Además, porque la Compañía Nacional de Teatro hacía cuatro montajes al año que tendrían solvencia artística, pero si no había un papel para mí y el director no era alguien con el que estuviese allegada y recurriera a mí, yo podía pasar un año sin trabajar o haciendo 30 funciones. Y yo quería trabajar mucho, entonces empecé a escribir teatro para producirlo

¿Cómo inició?

Con monólogos y me fue bien, gané un par de premios en España, alcancé crédito como dramaturga, pero lo que más me ha ayudado es que se han montado mucho mis obras fuera del país, por lo que cuento con más de 40 presentaciones profesionales

¿Cuál ha sido su mayor gratificación?
Que mis obras se hayan montado a nivel profesional en Colombia, Chile, Argentina, Ecuador, Canadá, en casi todos los países de América Latina tanto a nivel universitario como profesional. En Portugal y España a pesar de que no he escrito tanto he tenido la oportunidad de que se monten mucho mis obras.

¿Qué desea trasmitir a través de sus obras de teatro? 

Nuestra obra es un reflejo de la sociedad en que vivimos y como todo reflejo busca cuestionar, criticar, con el fin de sensibilizar al lector o al espectador, logrando cambios en las conductas, en las percepciones, en la sensibilidad de la gente. Trabajamos con las palabras que tienen una carga ideológica, cuando se labora con palabras se está difundiendo ideas, un mensaje que a lo mejor no tiene una respuesta, sino que lanza preguntas, pero es un cuestionamiento con el fin de movilizar al espectador. ¿Cuáles son sus temáticas? Los conflictos de la mujer, su marginalización en una sociedad patriarcal, las dificultades y las nuevas propuestas de la vida en pareja, todo lo que concierne al mundo femenino.

¿Qué desea como escritora?

Perdurar en el tiempo si es que lo consigo, que mi obra sea leída por otras generaciones. Siento que soy una escritora que se ha ganado la vida actuando, y aunque procuran placeres diferentes, me imagino que soy más escritora que actriz.

¿Cómo surge la poesía en Usted?
Es un acto tan subjetivo, tan emocional, que la parte racional se da después con el trabajo artesanal del pulimento del texto, normalmente no se muy bien lo que voy a escribir antes de que lo haga, tengo un sentimiento, una emoción especifica que brota en el poema, una se deja atrapar por un verso, una frase, una imagen y a partir de ahí empieza a escribir.

¿Y en teatro?
Es diferente. No elijo el tema sino que busco una imagen muy concreta, con escenario, con personajes, en una circunstancia dada. A partir de ahí es como una foto, inició el proceso de averiguar que les está ocurriendo a esos personajes y a partir de eso voy desencadenando una historia, hacia atrás, hacia adelante, que va armando un esqueleto.
Es un trabajo más de carpintero, porque el teatro es estructura, aunque hay diálogos, personajes, en esencia es la evolución de un conflicto y su desenlace, es un trabajo más arquitectónico.

¿Qué proyectos tiene?
Nada. Es bochornoso pero no estoy haciendo nada, no tengo ningún proyecto, me he tomado un año sabático que está durando mucho, pero no importa. Estoy organizando mi vida, como una segunda adolescencia a los 50 años.
Durante mucho tiempo me gané la vida como actriz. Hace rato estoy muy perezosa;sino que hago presentaciones de forma un poco informal y me produce un gran placer

¿Tiene alguna obra en proceso en este momento? 

Soy de gestaciones largas como las elefantas, en el sentido que paso mucho tiempo entre un poemario y otro, pero no importa estoy acumulando vivencias, después todo va emerger sin que me de cuenta.

¿Qué causa la compromete más?
Las injusticias contra las mujeres,porque las conozco por ser mujer, porque las he vivido, pero en realidad ninguna injusticia me deja indiferente, quisiera ser más sabia, más elocuente, para decir cosas más profundas e importantes sobre muchos otros temas, pero me constriño a lo mío, que es lo que más me apasiona como son las relaciones humanas, el nucleo familiar, que al fin y al cabo es de donde parte todo

¿Podría ser más amplia?
Mientras las mujeres no solucionemos las injusticias en el seno de nuestra cotidianidad, de nuestra vida familiar, no vamos realmente a poder proyectarnos con plenitud y en un plano de igualdad con el hombre, para poder dedicarnos a otros temas con serenidad. Es como si yo fuera negra en una sociedad racista, tengo que hablar primero de eso antes de poder hablar otras cosas, pues es lo realmente me afecta.

¿Falta mucho para llegar a esa equidad? 

La mujer hoy en día es preparada, ambiciosa, accede a puestos de poder, pero en el plano del hogar las cosas no han cambiado tanto, tenemos a una mujer del futuro conviviendo con un hombre del pasado, que está desconcertado con respecto a su papel y a este cambio de la mujer, en el plano jurídico estamos avanzando, pero en el plano de la intimidad todavía hay muchos abusos. 

¿Cómo ve el progreso de la mujer hoy en día?
Hay liberalidad sexual muy suicida, en el sentido que cuando yo era jovencita se nos obligaba a una virginidad que había que conservar hasta el matrimonio, porque se debía satisfacer el deseo del varón sobre nosotras, así le pertenecíamos, hoy en día una muchachita tal vez no puede rechazar la oferta sexual de su novio, por miedo a perderlo y así satisface el deseo del hombre, ¡otra vez no el de ella!

Antes vivíamos en la represión, hoy en día la mujer se expone a embarazos no deseados, algún tipo de enfermedad, no digo que siempre sea así pero las estadísticas parecieran darme la razón, en el sentido que uno de cada cinco embarazos es de menor de edad, no creo que hayamos encontrado la relación adecuada entre hombre y mujer.

Lo que hay es una emancipación femenina aparente, si raspamos un poquito y arrancamos el barniz, seguimos viendo una estructura de sumisión de la mujer hacia el varón.