lunes, 18 de junio de 2012

Alberto Cañas: “Prefiero ser honorable que Presidente de la República”

Los años no le han puesto mesura al escritor, periodista y político nacional que deja una amplia huella cultural.

Alberto Cañas es un prestigioso intelectual que ha destacado por su papel como escritor, político, diplomático, abogado y periodista.

Cañas ha desarrollado su vida y su carrera entre detractores y defensores, sus posiciones radicales y a veces intransigentes –en política, literatura o periodismo- lo han conducido por ese camino sinuoso.

Sus primeros roces con los libros los tuvo a sus escasos tres años y desde entonces ha sido un empedernido enamorado de las letras, desde la escritura del teatro y la literatura principalmente, pero también en su labor como periodista, como director de lo que fue el diario “Excelsior”, sus artículos en la columna “Chisporroteos” del diario la República, destacan por manifestar con irreverencia su opinión sobre la realidad nacional, demostrando la calidad de su pluma y  espíritu aguerrido.

Este personaje poseedor de gran cantidad de premios como: el Magón en 1976, el García Monge, Aquileo Echeverría y el más reciente: el Pío Víquez, por su gestión en periodismo de opinión, nos atendió para mostrarnos una pincelada de la esencia que lo compone.

Usted fue el primer ministro de Cultura, Juventud y deporte, ¿qué contraste puede hacer entre la cultura que se manifestó en ese momento y la que vemos hoy?
Nosotros creíamos que la cultura debía llevarse al pueblo, fundamos una compañía de teatro (la Compañía Nacional de Teatro) que recorría el país durante nueve meses y terminaba en San José, mostrando las cuatro obras que se habían montado para la gira. Pero ya nada de eso existe.

¿Considera que hubo un cambio significativo entre la literatura del siglo XX a la de ahora? Un descenso significativo diría yo, porque las editoriales están publicando todo lo que les llega y con ningún escritor joven se toman el trabajo de ponerlo en manos de alguien que sepa, para que le muestre los defectos de la obra que escribió y los corrija para que salga pulida.

¿Y en el pasado esto era diferente?
Sí claro, en la Editorial Costa Rica una persona como Lilia Ramos, tomaba a un escritor joven y lo aconsejaba con respecto a qué quitar o agregar de su novela.
No como ahora, que los libros los imprimen a como salieron de la máquina de escribir y por supuesto son malísimos.

¿Para usted quién se merece el premio Magón en este momento?

Julieta Dobles, Samuel Rovinski y otros personajes importantes.

¿Qué piensa de la nueva ley de Premios Nacionales y del conflicto que se ha generado?
Es el mamarracho más grande que se ha redactado en Costa Rica, es decir, acaba con los premios. Es un completo disparate, indefendible.

¿Qué le mejoraría usted para que fuera aprobada?

Esa debe eliminarse del todo. Reformaría inteligentemente la que ya existe. Aparte, ni siquiera está escrita en un buen español, hay que cambiarle mucha coma, por punto y coma.

¿Qué opina de la idea de unificar todos los esfuerzos que se hacen en materia de cultura, e incluirlos en un mismo programa como lo es el Plan Nacional de Cultura? Las leyes amarran, las leyes limitan, toda ley implica una disminución de la libertad personal del ser humano, mucho más la de un ministro. No hay en el mundo nada peor que las leyes, se lo dice un abogado; es mejor que cada ministro traiga su programa y se mueva con libertad.

¿Qué es lo que un escritor nunca puede dejar de hacer para mejorar su obra?
Algo muy importante que debe hacer un escritor es botar, botar…
Yo por ejemplo empecé a escribir en el Liceo de Costa Rica y no he publicado más que dos cuentos, de todo lo que realicé antes de los 35 años, lo demás lo boté por inservible.

El famoso triángulo de los dramaturgos costarricenses: Gallegos, Rovinski y Cañas, ¿cómo los visualiza usted? Están desactualizados los tres. En su momento cada uno trabajo por su cuenta, jamás nos consultamos nada, hasta luego del estreno que nos reuníamos a ver que nos parecía la obra.

¿Y entre los contemporáneos cuáles considera usted que resaltan? Jorge Arroyo, Miguel Rojas, Melvin Méndez, Claudia Barrionuevo y Ana Istarú.

¿Y qué nos podría decir de cada uno de ellos? Jorge arroyo esta para escribir una obra en la mañana y otra en la tarde.
Miguel Rojas no ha logrado arrancar, no cuida bien los diálogos, su obra tiene muchos flecos, aunque no por eso deja de tener talento y buen gusto. Claudia Barrionuevo va por buen camino, pero le falta madurez. Ana Istarú es buena pero se limita mucho a sí misma con el tema del feminismo, porque a la larga todas sus obras tienden a decir lo mismo, pero tiene talento. Melvin Méndez lo está haciendo muy bien.

En el pasado había una fuerte clase política que iba a la vanguardia por un cambio real para la nación, ¿considera que aún existe un grupo parecido de personas que luchen por el país? Si existe esté metido en las universidades, porque lo que es en la política no lo veo, lamentablemente hasta el momento no hemos logramos atraer a un grupo fuerte en el PAC, hay gente importante, pero falta fuerza.

¿Y entre la juventud no cree que pueda surgir alguno? Hay una gran cantidad de jóvenes, de estudiantes, que posiblemente se están preparando, pero en este momento no han levantado cabeza, yo no sé qué pasa que están aplanados.

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