jueves, 10 de noviembre de 2011

Maestro de nada, aprendiz de todo

Lejos de las vanidades del mundo, cerca de las verdades del alma Habib Succar repasa su vida y huye del ruido de los medios, del halago gratuito y confiesa que “aprendí de todo y soy maestro de nada.”

A los 23 años publicó “Agua fértil” su primer poemario. Recibió el premio Jorge Debravo por su segunda obra y en el año 2000 escribió su novela más conocida “La señal de Caín”.

“Los artistas necesitan tener un ego muy grande, en eso me volví un experto. Ahora estoy interesado más en buscar las cosas del espíritu que trascender con mi obra, buscando la fama y comentarios en los medios, a mi ya nada de eso me interesa, porque hay demasiada vanidad, mezquindad…”

Succar es un diletante y compartió con nosotros su visión del mundo...


¿Tiene alguna obra en el horno? No, perdí el oficio y sólo cuento con poemas sueltos. Lo último que escribí fueron poemas de amor en el 2004.

¿Cuál es la obra que más lo distingue?
La revista Revenar. Empecé a las 26 años. Durante ocho años le entregué alma, vida y corazón. Publiqué 14 ediciones e incluía: narrativa, poesía, ensayo, critica, una sección especial, documentos y artes plásticas.

¿De qué le servió esa publicación?
Tener una posición privilegiada en el gremio. Había un consejo editorial que permitía darle cierto prestigio académico e intelectual, conformado por amigos que me consentían poner su nombre, pero sin embargo era un simple adorno. El proceso de realización de la revista era completamente artesanal, con la colaboración del pintor Fernando Castro.


¿Qué lo llevó a la literatura? Un poema de protesta contra mi padre, el cual era alcohólico y a los 17 años tomé conciencia de eso, empecé a cuestionarme más la situación.

¿Alguna influencia? El poeta salvadoreño Germán Salas un salvadoreño, al cual conocí por Marjorie mi novia durante dos años que vivía en una casa con varias familias, la mayoría de paso.

Grupo Sin Nombre

¿En que paró esa relación? Después de terminada me inicie con la marihuana, bajo su influencia se me disparó la creatividad, de lo cual el 90 % era basura y el diez restante con el trabajo posterior valía la pena.

¿Escribía drogado? Con el correr de los años la situación se invirtió y debido a la droga ya no podía escribir. Pero cuando me encontraba al borde del suicidio, llegue a narcóticos anónimos y gracias a eso pude superar las drogas.

¿Cómo volvió a escribir?
Retorné a la escritura pero con un estilo y temática completamente diferente. Fue en ese momento que realice mi primera novela, que era un sueño que consideraba inalcanzable por su grado de complejidad, la cual es de naturaleza auto biográfica.

¿Retomará el oficio de escritor? Si agarrara el oficio sé que me saldría una poesía muy bonita, porque ahora tengo cosas muy lindas adentro, pero Dios sabrá si me da los medios materiales para desligarme del trajín que vivo actualmente. 

¿Es muy complicado? Como consecuencia del despido de la gerencia de la Editorial Costa Rica, donde poseía un nivel de vida alto y sobre todo estable, pero con mi salida de ahí en adelante he sufrido problemas económicos serios, que si aún conservara el oficio habría constancia de lo que he vivido.

¿Cómo nació el grupo Sin Nombre?
De una manera muy natural, había un grupo de jóvenes discípulos de Alfonso Chase con el que se reunían en su apartamento. 

¿Quiénes eran? Carlos María Jiménez, Gerardo Morales, Samuel Feterman, Mario Camacho, Dennis Mesén, Víctor Hugo Fernández, Fernando Castro Z, Mario Camacho, Jorge Treval entre otros, en total éramos 16, incluyendo Ana Istarú a quien adoptamos en el grupo cuando tenía 15 años.


¿Eran como la Sociedad de los poetas muertosSí. Con mi llegada se conformo el grupo de una manera más integral, volviéndome como me ha sucedido en muchas ocasiones, en la gota que derramoó la copa, gracias a los dotes de liderazgo con los que he contado.
Revista Revenar

¿En qué pensaban?
Deseábamos cambiar el mundo políticamente hablando, todos éramos de izquierda y creíamos ser llamados hacer una revolución. Casi todos éramos militantes de la juventud comunista, como parte de la Juventud Vanguardista Costarricense del partido Vanguardia popular.
El grupo concluyó como consecuencia a los distintos caminos que cada uno tomó que nos terminaron dispersando geográficamente.

¿Qué hace ahora con su labor literaria?
En mi tiempo era una herramienta de lucha, un arma para pelear por la revolución social. Ahora yo la veo como un ejercicio muy intimo de comunicación, creación de belleza aunque sea de contenido político, y no creo en lo absoluto que a pesar de la actitud o talento de un poeta, posea la capacidad de transformar la sociedad.

¿Cuál es la diferencia entre la generación de los 70 y la actual?
Nosotros padecíamos de un activismo, buscábamos llevar la poesía al pueblo, realizábamos recitales de poesía donde nos lo permitieran, pero también lo hicimos de manera sistemática realizando un programa por varios años en distintos parques del país, donde leíamos poesía, llevábamos una exposición de arte y a veces música.

¿Qué papel desempeña la cultura en el estado? Es la gallina de los huevos de oro. La ignorancia de los presidentes no les ha permitido ver el potencial de la cultura para producir dinero, como en Disney, o la industria discográfica y la cinematográfica.

¿Por qué esa desidia? Hay una gran pobreza conceptual, pero también influye que todos los ministros que han sido nombrados son personas sin ningún peso político, que no pueden golpear la mesa para exigir un presupuesto adecuado. 

¿Qué se necesita?
Que le brinden un presupuesto cinco veces mayor al actual y se van a poder ver los resultados y lo réditos políticos que eso deja; no solo a nivel económico sino político puesto que por medio de la cultura se puede crear una imagen política de una forma más aceptable, saliendo en diferentes medios. 

¿Cuál fue su aporte como gerente de la Editorial Costa Rica? Dos veces llegué a la gerencia. La primera vez en el año 88 y la segunda en el año 98. En ambas ocasiones la encontré quebrada no tenía un cinco para producir un solo libro, a pesar que se tenían aprobados 180 libros que hacían fila desde hace cinco años, a los autores se les debía millones de colones por los derechos de autor, pero fue sólo a la gracia de Dios que logre sanear la situación institucional a nivel financiero, aumentar las ventas, la producción.


1 comentario:

  1. Querido, estimado muy respetado Habbib, esto es solo una pequeña muestra de tu grandeza, gracias y mil Bendiciones.
    Atte: Andres Coto.

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